Durante el tiempo de Pentecostés, estamos llamados a reflexionar sobre el gran don del Espíritu Santo, que vino a los discípulos en Jerusalén.
“Al llegar el día de Pentecostés, estaban todos reunidos en un mismo lugar. De repente vino del cielo un ruido como el de una ráfaga de viento impetuoso, que llenó toda la casa en la que se encontraban. Se les aparecieron unas lenguas como de fuego que se repartieron y se posaron sobre cada uno de ellos; quedaron todos llenos del Espíritu Santo y se pusieron a hablar en otras lenguas, según el Espíritu les concedía expresarse” (Hechos 2, 1-4).
Las lecturas del domingo de Pentecostés nos llaman a contemplar cómo nosotros, frágiles seres humanos, podemos ser iluminados por una unidad que va más allá de nuestra comprensión.
Entre otros muchos lugares, el don de la unidad más allá de nuestro entendimiento es evidente en la comunidad de la Plataforma de Acción Laudato Si’. Miles de instituciones, comunidades y familias de todo el mundo se unen para proteger nuestra casa común. De maneras tan diversas como nuestras comunidades, estamos caminando juntos hacia una ecología integral.
Durante el tiempo de Pentecostés, te invitamos a enriquecer tu espíritu leyendo las reflexiones presentadas por las instituciones que se han comprometido a hacer Planes Laudato Si’. Estas reflexiones exploran los valores que compartimos a la luz de la ecología integral, y representan distintos puntos de vista unidos por un espíritu común de propósito y esperanza.
El Papa Francisco nos recuerda que “El Espíritu Santo no es una fuerza del pasado. Más bien, Pentecostés ocurre en nuestro tiempo: el “Gran Desconocido”, que no tiene imagen, es siempre contemporáneo y no deja de acompañarnos y consolarnos”.
Que este Pentecostés nos sirva para tomar conciencia de todas las formas en que el Espíritu Santo actúa hoy en el mundo.