Artículos de la Comunidad

Escuchando el clamor de los pobres

Posted May 22, 2023

Esta es una reflexión del Padre Josh Kureethadam, del Dicasterio para la Promoción del Desarrollo Humano Integral

Como nos recuerda el Papa Francisco en Laudato Si’, “no hay dos crisis separadas, una ambiental y otra social, sino una sola y compleja crisis socio-ambiental” (LS, 139). El clamor de la Tierra está íntimamente ligado al clamor de los pobres. El gemido de la creación resuena en el lamento de los más vulnerables entre nosotros. 

¿Cómo podemos escuchar atentamente el clamor de los pobres y responder a él eficazmente? Podemos hacerlo recuperando nuestra sensibilidad social y espiritual. Es un camino tanto más importante hoy en un mundo adormecido por la apatía y la indiferencia.

Laudato Si’, como ha subrayado varias veces el Papa Francisco, es una encíclica “social” y no sólo un texto “medioambiental”. Durante décadas, el ecologismo se mantuvo en gran medida al margen de las preocupaciones sociales, mientras que muchos activistas sociales desconfiaban de los movimientos ecologistas. Era una falsa dicotomía. En efecto, existe una “íntima relación entre los pobres y la fragilidad del planeta” (LS, 16), como señala el Papa Francisco en Laudato Si’. “Entre los pobres más abandonados y maltratados, está nuestra oprimida y devastada tierra” (LS, 2). Laudato Si’ es, de hecho, una encíclica social más que una sobre el cambio climático. “Clima” sólo se menciona 14 veces en el texto, mientras que “los pobres”, se menciona 59 veces.*

Lamentablemente, en nuestra cultura de la indiferencia predominante, “no suele haber conciencia clara de los problemas que afectan particularmente a los excluidos”. (LS, 49) Los pobres siguen siendo convenientemente olvidados o ignorados en la Alta Mesa de los asuntos mundiales. Existe una amnesia de los pobres por parte de la élite minoritaria rica y poderosa que dirige la economía y la política mundial.

De hecho, a la hora de la actuación concreta, quedan frecuentemente en el último lugar. Ello se debe en parte a que muchos profesionales, formadores de opinión, medios de comunicación y centros de poder están ubicados lejos de ellos, en áreas urbanas aisladas, sin tomar contacto directo con sus problemas. Viven y reflexionan desde la comodidad de un desarrollo y de una calidad de vida que no están al alcance de la mayoría de la población mundial (LS, 49).

¿Cómo respondemos a las profundas injusticias que provocan el gemido de los pobres y de la creación? Lo hacemos como personas de fe, especialmente haciendo acopio de nuestros recursos espirituales. Las Escrituras y la Doctrina Social Católica pueden ayudarnos en este sentido. 

En el corazón de nuestra fe cristiana está la convicción de que el Señor nos visita en los pobres, que la carne de los pobres es realmente el cuerpo de Cristo. En este sentido, es emblemática la narración del Juicio Final (Mt 25, 31-46), un pasaje del Evangelio que ha inspirado a innumerables cristianos a lo largo de los siglos, incluida la Madre Teresa de Calcuta. Jesús se identifica aquí con los pobres en términos inequívocos: 

Porque tuve hambre, y me disteis de comer; 

tuve sed, y me disteis de beber; 

era forastero, y me acogisteis;

estaba desnudo, y me vestisteis; 

enfermo, y me visitasteis; 

en la cárcel, y vinisteis a verme.”

(Mt 25, 35-36)

 

El cuidado de los pobres siempre ha estado en el corazón de nuestra fe cristiana. En la carta a los Gálatas, San Pablo habla de su visita a Jerusalén para consultar a las “columnas” de la Iglesia primitiva: Pedro, Santiago y Juan. Pablo concluye el relato diciendo: “Lo único que nos pidieron fue que siguiéramos acordándonos de los pobres, lo mismo que yo había deseado hacer todo el tiempo”. (Gal 2,10)

La opción preferencial por los pobres es también central en la Doctrina Social Católica desde la Rerum Novarum hasta nuestros días. El Papa León XIII escribió en 1891 “La clase más rica tiene muchos medios para protegerse y necesita menos la ayuda del Estado, mientras que la masa de los pobres no tiene recursos propios a los que recurrir…” (Rerum Novarum, 37). “El amor de la Iglesia a los pobres… forma parte de su tradición constante”… “los oprimidos por la pobreza son objeto de un amor preferencial por parte de la Iglesia”, recuerda el Catecismo de la Iglesia Católica (2444, 2448). En un mundo marcado por el agravamiento de las desigualdades, en el que los pobres y los vulnerables son arrojados despectivamente a las periferias, necesitamos reivindicar el “magisterio” de los pobres. También necesitamos asegurarnos de que los excluidos y oprimidos se conviertan ellos mismos en protagonistas de la transformación, como dice el Papa Francisco en Querida Amazonia: “El diálogo no solo debe favorecer la opción preferencial por los pobres, los marginados y los excluidos, sino también respetarlos como protagonistas” (27). 

Mientras tratamos de responder en verdad y acción al clamor de los pobres a través de la Plataforma de Acción Laudato Si’, hagamos nuestra la oración que el Papa Francisco ofrece en la primera de las oraciones finales de la encíclica:

Dios de los pobres,

ayúdanos a rescatar

a los abandonados y olvidados de esta tierra

que tanto valen a tus ojos.

Sana nuestras vidas,

para que seamos protectores del mundo

y no depredadores,

para que sembremos hermosura

y no contaminación y destrucción. 

(LS, 246)

 *Ver Mike Hulme, “Finding the Message of the Pope’s Encyclical,” Environment: Science and Policy for Sustainable Development 57/6 (2015), 17.