Artículos de la Comunidad

El compromiso comunitario y la acción participativa: Lecciones de un encuentro divino en Filipinas

Posted June 13, 2023

Durante una misión pastoral en Filipinas, el padre Joby, Animador Laudato Si’, tuvo un encuentro transformador con una mujer sabia que dejó una huella indeleble en su corazón. Mientras exploraba el patrimonio social y cultural de la tierra, se topó con un acto de servicio desinteresado que ejemplificaba la resiliencia y el empoderamiento de la comunidad, uno de los siete Objetivos Laudato Si’.

Este encuentro no solo arrojó luz sobre la importancia de mantener un medio ambiente limpio y sostenible, sino que también reveló el poder de las acciones individuales para inspirar y transformar comunidades enteras. 

A continuación, el P. Joby comparte la inspiradora historia de su encuentro, que cambió su vida.

Un encuentro profundo

Durante mi viaje, me encontré con una anciana que limpiaba diligentemente un largo camino. Intrigado por sus acciones, me acerqué a ella y le pregunté quién le pagaba por esta laboriosa tarea. Para mi sorpresa, me respondió con una sonrisa: “Nadie me paga. Lo hago yo sola porque papá Dios me dijo que mantuviera limpia su casa”. 

Sus palabras resonaron en lo más profundo de mi ser. Al ver su compromiso con la limpieza y la alegría que le producía su trabajo, me sentí obligada a contribuir a su noble causa.

La resiliencia de la comunidad a través de la acción individual

La abnegación de la mujer sabia ejemplifica la esencia de la resiliencia y la capacitación de la comunidad. Reconoció su papel en la creación de un entorno más limpio y armonioso, incluso sin incentivos externos. Sus acciones demostraron que los pequeños esfuerzos individuales pueden conducir a un cambio colectivo significativo. 

La responsabilidad de cuidar la Tierra es compartida y, a través de nuestras acciones personales, tenemos el poder de crear un efecto dominó que motive a otros a hacer lo mismo.

El poder de la inspiración

El encuentro con la mujer alegre me sirvió de llamada de atención. Me di cuenta de que, a pesar de mi posición como figura pastoral, no siempre había estado atento a la voz de Papá Dios que me instaba a mantener limpio su hogar terrenal. La imagen de la sonrisa celestial de aquella mujer permaneció en mi mente, recordándome la importancia de participar activamente en la creación de un mundo más sostenible. 

Su sencillo acto de servicio se convirtió en una invitación a la introspección y en un catalizador para la transformación personal.

Capacitar a la comunidad

La sabiduría de la mujer iba más allá de su dedicación a la limpieza. En la conversación que mantuvimos a continuación, compartió su visión personal, afirmando que Papá Dios le había hablado. Sus palabras resaltaron el potencial de una morada celestial aquí en la Tierra, instándonos a todos a escuchar la voz de lo divino. 

Tenemos la capacidad de inspirar a otros encarnando el cambio que deseamos ver. A través de nuestras elecciones y acciones cotidianas, podemos construir comunidades más resilientes y crear un planeta sostenible y armonioso. 

Papá Dios todavía nos habla a través de la encantadora sonrisa de aquella Mamma filipina: “¡Mantén limpia mi casa!”